Marruecos reprime con dureza el estallido juvenil por la crisis
29/09/2025Actualizado a las 20:17h. Los jóvenes marroquíes han dicho «basta» y desde este pasado fin de semana han estado protagonizando una de las mayores movilizaciones que se recuerdan en los últimos años en el país norteafricano. Las demandas son claras: «No queremos un Mundial. Queremos hospitales». Marruecos está inmerso ... en los preparativos de la Copa de África de 2025 y el Mundial de Fútbol de 2030 y las inversiones en la construcción de nuevos estadios están siendo, para la mayoría de los manifestantes, «indecentes y excesivas». Fue a través de llamadas por las redes sociales como Discord, TikTok o Instagram donde un grupo que se hace llamar Gen Z 212 –212 es el prefijo telefónico marroquí–, convocaba «de manera 100% pacífica», según se puede leer en uno de sus mensajes, a que los marroquíes salieran a la calle. Las convocatorias se hicieron en Rabat, Marrakech, Casablanca, Agadir o Oujda, las principales urbes de país. En total, en once ciudades se convocaron protestas contra la corrupción, en las que se pedían mejoras y más inversión en los sistemas educativos y sanitarios del país. Sin embargo, esa «paz» que buscaban los manifestantes se transformó en una fuerte represión por parte de la Policía marroquí. Cientos de personas fueron detenidas en las diferentes ciudades. Las autoridades no han dado un número total de los arrestados, pero Hakim Sikouk, presidente de la sección de Rabat de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) informó de «más de 100 detenciones en Rabat y decenas en Casablanca, Marrakesh, Agadir y Souk Sebt». Estas cifras se corresponden a las manifestaciones del domingo, pero ya el sábado hubo decenas de arrestos y, según la AMDH, 70 de los detenidos el sábado fueron puestos en libertad. Según varios participantes en estas protestas consultados por este diario, la Policía, vestida de civil y con equipo antidisturbios, interrumpió las manifestaciones y arrestó a los manifestantes. Algunos de estos arrestos se produjeron en directo, ya que el simple hecho de hablar a las cámaras de televisión que se habían desplegado para cubrir las protestas daba pie a las fuerzas de seguridad a llevar a cabo las detenciones. «A pesar de esta represión, los jóvenes siguen queriendo salir a las calles. Fue una situación muy desagradable. El momento que vive Marruecos es alarmante y desastroso para la gente joven», explica una defensora de los derechos humanos marroquí que prefiere mantenerse en el anonimato por temor a represalias. En Rabat, por ejemplo, el plan era realizar una sentada frente al Parlamento marroquí, por lo que denuncian la actitud de la Policía y los participantes tildan de «ilegal» estos arrestos. «La forma en que se comportaron las autoridades, la represión que se llevó a cabo, son actos ilegales. Es una violación total de la ley, porque las sentadas no necesitan ninguna autorización», explican desde Marruecos. «La Policía, para no tener dolores de cabeza, optó por lo fácil: detener por la fuerza, mientras las protestas son pacíficas», dice tajante un profesor marroquí. Las manifestaciones siguen En el centro de estas manifestaciones hay unos protagonistas claros: los miembros de la generación Z, es decir los nacidos entre 1995 y 2010, que constituyen la franja de edad más numerosa de la población. Además de estos grupos que convocan a través de las redes sociales, y que recuerdan a las primaveras árabes de 2011, donde también las plataformas de internet tuvieron un papel fundamental, existen grupos de jóvenes organizados. Entre ellos están las juventudes de los partidos de izquierda o los miembros de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, que también han hecho comunicados conjuntos para llamar a los jóvenes a reunirse. La situación de la juventud es desesperante. La tasa de paro juvenil es la más alta de los últimos años, llegando al 21%. Muchos de los que tienen estudios son incapaces de encontrar trabajo y si lo hacen es con sueldos mínimos, a lo que hay que sumar una inflación que hace muy difícil la vida en el país magrebí, con precios a nivel europeo pero con sueldos a nivel marroquí. Además, los jóvenes denuncian que cada vez más los servicios se están privatizando y la posibilidad de acceder a ellos es más difícil. «En Marruecos si naces pobre, mueres pobre. No funciona el ascensor social», explica una joven marroquí afincada en España. Estallido social Imágenes de las detenciones en las manifestaciones de Rabat EFE El detonante Aunque desde hace un tiempo el clima en el país es complicado, sobre todo desde el terremoto de 2023 que destrozó las zonas rurales de la provincia del Atlas, el detonante de estas protestas fue la muerte de ocho mujeres al dar a luz en un hospital público en Agadir. Un ejemplo de que el sistema sanitario marroquí no funciona. Los funcionarios han negado haber priorizado el gasto del Mundial sobre la infraestructura pública, diciendo que los problemas a los que se enfrenta el sector salud son heredados. Datos de la Or
Los jóvenes marroquíes han dicho «basta» y desde este pasado fin de semana han estado protagonizando una de las mayores movilizaciones que se recuerdan en los últimos años en el país norteafricano. Las demandas son claras: «No queremos un Mundial. Queremos hospitales». Marruecos está inmerso ... en los preparativos de la Copa de África de 2025 y el Mundial de Fútbol de 2030 y las inversiones en la construcción de nuevos estadios están siendo, para la mayoría de los manifestantes, «indecentes y excesivas».
Fue a través de llamadas por las redes sociales como Discord, TikTok o Instagram donde un grupo que se hace llamar Gen Z 212 –212 es el prefijo telefónico marroquí–, convocaba «de manera 100% pacífica», según se puede leer en uno de sus mensajes, a que los marroquíes salieran a la calle. Las convocatorias se hicieron en Rabat, Marrakech, Casablanca, Agadir o Oujda, las principales urbes de país. En total, en once ciudades se convocaron protestas contra la corrupción, en las que se pedían mejoras y más inversión en los sistemas educativos y sanitarios del país.
Sin embargo, esa «paz» que buscaban los manifestantes se transformó en una fuerte represión por parte de la Policía marroquí. Cientos de personas fueron detenidas en las diferentes ciudades. Las autoridades no han dado un número total de los arrestados, pero Hakim Sikouk, presidente de la sección de Rabat de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) informó de «más de 100 detenciones en Rabat y decenas en Casablanca, Marrakesh, Agadir y Souk Sebt». Estas cifras se corresponden a las manifestaciones del domingo, pero ya el sábado hubo decenas de arrestos y, según la AMDH, 70 de los detenidos el sábado fueron puestos en libertad.
Según varios participantes en estas protestas consultados por este diario, la Policía, vestida de civil y con equipo antidisturbios, interrumpió las manifestaciones y arrestó a los manifestantes. Algunos de estos arrestos se produjeron en directo, ya que el simple hecho de hablar a las cámaras de televisión que se habían desplegado para cubrir las protestas daba pie a las fuerzas de seguridad a llevar a cabo las detenciones.
«A pesar de esta represión, los jóvenes siguen queriendo salir a las calles. Fue una situación muy desagradable. El momento que vive Marruecos es alarmante y desastroso para la gente joven», explica una defensora de los derechos humanos marroquí que prefiere mantenerse en el anonimato por temor a represalias. En Rabat, por ejemplo, el plan era realizar una sentada frente al Parlamento marroquí, por lo que denuncian la actitud de la Policía y los participantes tildan de «ilegal» estos arrestos. «La forma en que se comportaron las autoridades, la represión que se llevó a cabo, son actos ilegales. Es una violación total de la ley, porque las sentadas no necesitan ninguna autorización», explican desde Marruecos. «La Policía, para no tener dolores de cabeza, optó por lo fácil: detener por la fuerza, mientras las protestas son pacíficas», dice tajante un profesor marroquí.
Las manifestaciones siguen
En el centro de estas manifestaciones hay unos protagonistas claros: los miembros de la generación Z, es decir los nacidos entre 1995 y 2010, que constituyen la franja de edad más numerosa de la población. Además de estos grupos que convocan a través de las redes sociales, y que recuerdan a las primaveras árabes de 2011, donde también las plataformas de internet tuvieron un papel fundamental, existen grupos de jóvenes organizados. Entre ellos están las juventudes de los partidos de izquierda o los miembros de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, que también han hecho comunicados conjuntos para llamar a los jóvenes a reunirse.
La situación de la juventud es desesperante. La tasa de paro juvenil es la más alta de los últimos años, llegando al 21%. Muchos de los que tienen estudios son incapaces de encontrar trabajo y si lo hacen es con sueldos mínimos, a lo que hay que sumar una inflación que hace muy difícil la vida en el país magrebí, con precios a nivel europeo pero con sueldos a nivel marroquí.
Además, los jóvenes denuncian que cada vez más los servicios se están privatizando y la posibilidad de acceder a ellos es más difícil. «En Marruecos si naces pobre, mueres pobre. No funciona el ascensor social», explica una joven marroquí afincada en España.



El detonante
Aunque desde hace un tiempo el clima en el país es complicado, sobre todo desde el terremoto de 2023 que destrozó las zonas rurales de la provincia del Atlas, el detonante de estas protestas fue la muerte de ocho mujeres al dar a luz en un hospital público en Agadir. Un ejemplo de que el sistema sanitario marroquí no funciona.
Los funcionarios han negado haber priorizado el gasto del Mundial sobre la infraestructura pública, diciendo que los problemas a los que se enfrenta el sector salud son heredados. Datos de la Organización Mundial de la Salud de 2023 mostraron que Marruecos contaba con tan solo 7,7 profesionales médicos por cada 10.000 habitantes y mucho menos en ciertas regiones, como Agadir, con 4,4 por cada 10.000 habitantes. La OMS recomienda 25 por cada 10.000 habitantes.
La primera respuesta a estas protestas ha sido la represión, pero ahora habrá que ver, si las manifestaciones siguen–ayer estaba convocada otra en Rabat–, qué será capaz de hacer el Gobierno.
«El régimen carece de capacidad para satisfacer las exigencias de la situación social, por lo que su única herramienta es la represión», señala un opositor marroquí que vive en el exilio.
Mundial 2030
«El poder adquisitivo se deteriora año tras año y las élites e instituciones están completamente desacreditadas por el monopolio del poder por parte del séquito real»
De lo que todo el mundo habla para culpar la falta de inversión en el país es el Mundial de 2030. Marruecos está sumergido en uno de sus mayores proyectos: el Mundial de Fútbol de 2030. Este evento, junto a unas Olimpiadas, es el mayor escenario de presentación para un país que quiere dar una imagen de que todo va bien. Y aunque desde fuera lo parece: el estadio de Casablanca va a convertirse en el más grande del mundo, dentro del país el descontento es enorme. Una de las proclamas en las protestas de estos días ha sido «Queremos hospitales no mundiales».
Marruecos está invirtiendo una cantidad ingente de dinero para la cita futbolística: más de 4.000 millones de euros. Y a la vez, está destruyendo casas y barrios de las ciudades para construir estas infraestructuras. Por eso, la población ha dicho «basta». «El poder adquisitivo se deteriora año tras año y las élites e instituciones están completamente desacreditadas por el monopolio del poder por parte del séquito real», comentaba a este medio un opositor marroquí, exiliado en Noruega.
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