Quién era Charlie Kirk: el «mártir» figura central en la América de Trump y su conexión con los jóvenes
10/09/2025Actualizado 12/09/2025 a las 04:51h. El escenario y el momento en el que Charlie Kirk fue asesinado este miércoles destilan su figura pública: rodeado de universitarios, promoviendo causas conservadoras, atrayendo a los jóvenes a la derecha y en pleno combate ideológico. Justo antes de que sonara el disparo, ... Kirk respondía en su habitual estilo belicoso una pregunta sobre tiroteos perpetrados por transexuales, a la luz de la matanza de hace unos días en un colegio católico de Minneapolis. Esa era la esencia de Kirk, el gran agitador de la juventud conservadora de EE.UU.: la batalla cultural y política. Fuera de EE.UU. quizá solo le conocían los más puestos en el ambiente político de la primera potencia mundial. Pero era un referente indispensable para la derecha estadounidense y un actor principal en la espiral de polarización y división que vive EE.UU. «Nadie entendió ni contó con el corazón de la juventud de EE.UU. mejor que Charlie», reaccionó tras el asesinato el presidente de EE.UU., Donald Trump, que tuvo en Kirk un aliado clave. «Fue admirado y querido por todos, especialmente por mí, y ya no está entre nosotros», lamentó el presidente, que compartió sus condolencias con Erika, la mujer del asesinado, y su familia. La realidad es que Kirk fue también denostado y odiado por muchos, convertido en el agitador del 'trumpismo' y de un conservadurismo vinculado al nacionalismo cristiano, un polemista que no evitó ninguno de los frentes ideológicos del EE.UU. turbulento de la última década. Kirk se crió en un suburbio de Chicago, en una familia republicana, y se interesó por la política desde la adolescencia. Como hacen ahora muchos jóvenes, su ímpetu contestatario le llevaron no al izquierdismo, sino al enfrentamiento contra la corrección política y el dominio de las ideas progresistas entre las elites. Nació en política en la época del 'Tea Party', un movimiento conservador, popular y antigubernamental. Descubrió pronto su genio en los medios. Todavía en el instituto, Breibart, una web conservadora, le publicó una columna crítica con la presencia de economistas izquierdistas en los libros de texto, y eso le procuró una aparición en Fox News, donde años después sería una presencia constante. A los 18 años creó Turning Point, una organización para defender las ideas conservadoras entre los más jóvenes. Con el paso del tiempo, se ha convertido en una de las grandes maquinarias políticas de EE.UU. y en el gran puente de Trump con el electorado joven. Tiene presencia en 850 campus universitarios, promueve campañas de candidatos republicanos, ataca las de los demócratas, moviliza a los jóvenes y recauda donaciones para los republicanos del ala más conservadora. Según la organización, cuenta con 250.000 miembros en todo el país. En ese proceso, Kirk se convirtió en una figura central en EE.UU., con un gran dominio de las polémicas y de los nuevos medios. Su podcast es uno de los más populares del país y acumula más de diez millones de seguidores en sus diferentes cuentas en redes sociales. Desde esas plataformas, se ha convertido en un látigo de la ideología 'woke' y en un azuzador de tensiones raciales y sociales, con un discurso salpimentado con frecuencia de teorías conspiranoicas y falsedades -por ejemplo, sobre el fraude electoral en las elecciones que Trump perdió en 2020- y referencias con aroma racista o xenófobo. Kirk nunca huyó de la polémica. Al contrario, la buscó y alimentó, sabedor de que capta la atención, moviliza y cimenta posiciones. Sus batallas constantes fueron contra la agenda LGBTQ, la llamada 'teoría racial crítica', los inmigrantes indocumentados… Y lo hizo siempre con especial interés en meterse en la guarida del león, desde los campus de universidades de elite hasta el podcast del gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom. Utilizaba su habilidad retórica en estos debates, la misma que esgrimía cuando le dispararon, un momento en el que se mezclaron, de forma trágica, dos de las libertades de las que más habló: la libertad de expresión de la Primera Enmienda de la Constitución, que engloba también la libertad religiosa; y la Segunda Enmienda, la que protege el derecho a portar armas. «No es posible vivir en una sociedad con una ciudadanía armada y que no haya ni una sola muerte por arma de fuego», dijo en abril de 2023. «Merece la pena el coste de, por desgracia, algunas muertes por arma de fuego cada año para que podamos tener una Segunda Enmienda y proteger los derechos dados por Dios». La cadena Fox News, la más popular entre el electorado conservaddor, calificaba a Kirk como un «mártir estadounidense». Su cercanía con Trump se remonta al desembarco en política del multimillonario neoyorquino: en la campaña de 2016. El multimillonario neoyorquino no fue su primera opción en las primarias republicanas de aquel año, pero acabó abrazándolo. Sobre todo, por la sintonía con su hijo mayor, Donald Jr., con el que colaboró como coordinador de sus redes sociales. Tr

El escenario y el momento en el que Charlie Kirk fue asesinado este miércoles destilan su figura pública: rodeado de universitarios, promoviendo causas conservadoras, atrayendo a los jóvenes a la derecha y en pleno combate ideológico.
Justo antes de que sonara el disparo, ... Kirk respondía en su habitual estilo belicoso una pregunta sobre tiroteos perpetrados por transexuales, a la luz de la matanza de hace unos días en un colegio católico de Minneapolis. Esa era la esencia de Kirk, el gran agitador de la juventud conservadora de EE.UU.: la batalla cultural y política. Fuera de EE.UU. quizá solo le conocían los más puestos en el ambiente político de la primera potencia mundial. Pero era un referente indispensable para la derecha estadounidense y un actor principal en la espiral de polarización y división que vive EE.UU.
«Nadie entendió ni contó con el corazón de la juventud de EE.UU. mejor que Charlie», reaccionó tras el asesinato el presidente de EE.UU., Donald Trump, que tuvo en Kirk un aliado clave. «Fue admirado y querido por todos, especialmente por mí, y ya no está entre nosotros», lamentó el presidente, que compartió sus condolencias con Erika, la mujer del asesinado, y su familia.
La realidad es que Kirk fue también denostado y odiado por muchos, convertido en el agitador del 'trumpismo' y de un conservadurismo vinculado al nacionalismo cristiano, un polemista que no evitó ninguno de los frentes ideológicos del EE.UU. turbulento de la última década.
Kirk se crió en un suburbio de Chicago, en una familia republicana, y se interesó por la política desde la adolescencia. Como hacen ahora muchos jóvenes, su ímpetu contestatario le llevaron no al izquierdismo, sino al enfrentamiento contra la corrección política y el dominio de las ideas progresistas entre las elites. Nació en política en la época del 'Tea Party', un movimiento conservador, popular y antigubernamental.
Descubrió pronto su genio en los medios. Todavía en el instituto, Breibart, una web conservadora, le publicó una columna crítica con la presencia de economistas izquierdistas en los libros de texto, y eso le procuró una aparición en Fox News, donde años después sería una presencia constante.
A los 18 años creó Turning Point, una organización para defender las ideas conservadoras entre los más jóvenes. Con el paso del tiempo, se ha convertido en una de las grandes maquinarias políticas de EE.UU. y en el gran puente de Trump con el electorado joven. Tiene presencia en 850 campus universitarios, promueve campañas de candidatos republicanos, ataca las de los demócratas, moviliza a los jóvenes y recauda donaciones para los republicanos del ala más conservadora. Según la organización, cuenta con 250.000 miembros en todo el país.
En ese proceso, Kirk se convirtió en una figura central en EE.UU., con un gran dominio de las polémicas y de los nuevos medios. Su podcast es uno de los más populares del país y acumula más de diez millones de seguidores en sus diferentes cuentas en redes sociales.
Desde esas plataformas, se ha convertido en un látigo de la ideología 'woke' y en un azuzador de tensiones raciales y sociales, con un discurso salpimentado con frecuencia de teorías conspiranoicas y falsedades -por ejemplo, sobre el fraude electoral en las elecciones que Trump perdió en 2020- y referencias con aroma racista o xenófobo.
Kirk nunca huyó de la polémica. Al contrario, la buscó y alimentó, sabedor de que capta la atención, moviliza y cimenta posiciones. Sus batallas constantes fueron contra la agenda LGBTQ, la llamada 'teoría racial crítica', los inmigrantes indocumentados… Y lo hizo siempre con especial interés en meterse en la guarida del león, desde los campus de universidades de elite hasta el podcast del gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom.
Utilizaba su habilidad retórica en estos debates, la misma que esgrimía cuando le dispararon, un momento en el que se mezclaron, de forma trágica, dos de las libertades de las que más habló: la libertad de expresión de la Primera Enmienda de la Constitución, que engloba también la libertad religiosa; y la Segunda Enmienda, la que protege el derecho a portar armas.
«No es posible vivir en una sociedad con una ciudadanía armada y que no haya ni una sola muerte por arma de fuego», dijo en abril de 2023. «Merece la pena el coste de, por desgracia, algunas muertes por arma de fuego cada año para que podamos tener una Segunda Enmienda y proteger los derechos dados por Dios». La cadena Fox News, la más popular entre el electorado conservaddor, calificaba a Kirk como un «mártir estadounidense».
Su cercanía con Trump se remonta al desembarco en política del multimillonario neoyorquino: en la campaña de 2016. El multimillonario neoyorquino no fue su primera opción en las primarias republicanas de aquel año, pero acabó abrazándolo. Sobre todo, por la sintonía con su hijo mayor, Donald Jr., con el que colaboró como coordinador de sus redes sociales. Trump vio potencial en él y le invitó a dar un discurso en la convención republicana previa a las elecciones. No se equivocó: Kirk fue un batallador efectivo de sus causas, con un discurso radical, pero efectivo y casi siempre dentro de los márgenes del decoro.
Kirk se convirtió desde entonces en una figura habitual de los medios conservadores y Turning Point no paró de crecer, convertido en la esperanza de los grandes donantes republicanos por su capacidad de conectar con el electorado joven.
En la elección de 2020, prometió reclutar un millón de jóvenes para la campaña de Trump, algo que no consiguió. Aquello trajo fricciones con el multimillonario neoyorquino que desaparecieron cuando Kirk abrazó sus ideas sobre el robo electoral -inexistente- que sufrió ante Joe Biden, movilizó a sus seguidores en las protestas del 6 de enero y nunca dio la espalda a Trump pese al trágico asalto al Capitolio.
En los últimos años, Kirk solo había ganado peso político y social en el 'trumpismo'. Sobre todo tras la victoria de Trump el pasado otoño, cuando se le vio como el impulsor de que el 45% de los jóvenes -un crecimiento enorme- votara por el presidente republicano.
Su poder en redes sociales con el electorado joven -y más allá- fue innegable. Su cuenta en TikTok, la red social más popular entre los jóvenes, donde Kirk colgaba vídeos cortos y dinámicos donde debatía con estudiantes 'progres', se disparó en popularidad: acumuló más seguidores que las de Fox News -el gran medio conservador de EE.UU.-, Tucker Carlson -la gran figura mediática del 'trumpismo'-, JD Vance -el candidato a vicepresidente- y Kamala Harris -la rival de Trump- juntos. En una encuesta de TikTok entre sus usuarios de menos de treinta años que votaron a Trump, la mayoría señaló a Kirk como la persona que más les influye.
Kirk se instaló con su familia cerca de Mar-a-Lago, la mansión de Trump en la costa de Florida, y fue una figura central en la formación de su Gabinete, como la polémica elección de Pete Hegseth, entonces presentador de Fox News, como secretario de Defensa.
Antes había sido uno de los grandes valedores de Vance para el 'ticket presidencial' y su conexión y alianza con la familia Trump solo se profundizó. La mejor imagen de ello ocurrió el pasado enero, pocos días antes de la investidura de Trump. A la vez que el presidente electo asustaba al mundo con su ambición por quedarse con Groenlandia, Kirk acompañaba a su hijo mayor y amigo, Donald Jr., en un vuelo a la enorme isla en el Atlántico. Con Trump otra vez como presidente, Kirk había intensificado su apoyo al presidente, su compromiso con la batalla ideológica conservadora, ahora con una gira por campus universitarios que había comenzado en el lugar de su aseinato. Todo se ha cortado de raíz con un disparo que ensombrece todavía más a un EE.UU. tomado por la división.
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