Rusia acelera, Europa debate y Oriente se fortalece
ANÁLISIS TÁCTICO DEL GENERAL (R) Moscú intensifica sus ataques sobre Kiev y el Donbás, Macron intenta articular una coalición europea y la alianza chino-rusa, ahora con la aproximación de la India, consolida el nuevo orden multipolar El presidente indio, Narendra Modi, junto a sus homólogos ruso, Vladimir Putin y chino, Xi Jinping, la pasada semana en Pekín REUTERS 10/09/2025 a las 04:01h. Rusia acelera su dinámica de desgaste de Ucrania. Por el aire, las tropas rusas lanzan masivos ataques como, por ejemplo, han sido los bombardeos masivos (más de 800 drones y 15 misiles) en la noche del 6 al 7 de septiembre, principalmente contra ... objetivos en Kiev, la zona más protegida del país, donde han golpeado incluso el edificio del consejo de ministros. En el mismo lote de objetivos atacados se incluyeron, en los óblast de Odesa y Dnipropetrovk, industrias de defensa, instalaciones logísticas y obras de fábrica (como el puente de Kremenchuk sobre el Dniéper, entre otros), que son esenciales para asegurar el flujo logístico de alto nivel en la retaguardia ucraniana. Con ello, Moscú ha avisado, primero, que no hay en Ucrania zonas plenamente protegidas por su defensa antiaérea. Y, segundo, que acaricia la posibilidad de prolongar sus acciones terrestres hasta el Dniéper o, incluso, más allá del río si la guerra se prolongase. Ucrania ha respondido atacando con drones una refinería de petróleo en Krasnodar, así como el oleoducto Druzhba en el óblast ruso de Briansk por el que Rusia suministra petróleo a Hungría y Eslovaquia (países de la UE donde no estarán muy contentos con tal acción). Sobre el terreno, las tropas rusas continúan presionando a lo largo de todo el frente con especial intensidad en las zonas de Kupiansk (óblast de Jarkov); Limán, norte de Sloviansk y Kramatorsk, Kostiantinivska y Prokovsk (todos ellos en el óblast de Donetsk, que concentra los mayores esfuerzos ofensivos rusos y defensivos ucranianos). Lo más relevante es que, desde el sur del óblast de Donetsk, las tropas rusas han entrado francamente en óblast de Dnipropetrovk, donde la capacidad defensiva ucraniana es muy limitada, y se dirigen hacia Novopavlivka, un importante centro logístico y, más al sur, hacia Velykomyhailivka, población que tratarían de atenazar por el norte y el sur. Mientras tanto, Macron se afana en vertebrar una coalición de voluntarios para desplegar tropas europeas como garantía de seguridad para Ucrania, tras un eventual silencio de las armas. Un empeño donde el presidente galo, asediado por fenomenales problemas domésticos, encuentra en lo internacional –como le sucede a Pedro Sánchez–, su zona de confort (el primero en Ucrania y el segundo en Gaza). La reunión de aquella coalición, en París, el pasado 4 de septiembre, tuvo más de señuelo que de conclusiones rigurosas. Porque, a pesar de que Macron –estrechamente vigilado por el 'premier' británico, Starmer–, anunciara la disposición de 26 países a enviar tropas, eso presenta tres grandes dificultades. Una, la de diseñar una solución de posguerra durante la guerra. Dos, la de lograr el plácet de Putin para que tales garantías fueran implementables. Y tres, la de acordar, entre los coaligados, los espacios (tierra, mar y aire) de despliegue y operación de las respectivas fuerzas. En todo caso, la fuerza a constituir ni se desplegaría en el frente ni, probablemente, en el interior de Ucrania. Pero ¿hasta qué punto se involucraría EE.UU. en ese asunto si existiera el riesgo de conflicto con Rusia? La fastuosa parada militar organizada por Xi Jinping, en Pekín, el pasado 3 de septiembre; no solo sirvió de escaparate del enorme poder militar chino. También mostró la consolidación de la constelación chino-rusa, a la que parece estar adhiriéndose la India, y cuyo principal satélite es Corea del Norte. Especialmente relevante es la nueva deriva de la India (potencia nuclear y país más poblado del planeta) que, hasta ahora, mantenía las distancias con China por disputas territoriales. Ese fundamental cambio de posición ha sido favorecido por la frívola y punitiva política arancelaria de Trump, penalizando a la India con aranceles de hasta el 50% por comprar petróleo y armas a Rusia. Valga esto de ejemplo de lo aventurado que resulta ser aliado de quien te sanciona. Desde un punto de vista global, el más sustancioso rasgo del naciente escenario es que la política de Trump dirigida a separar a Rusia de China ha fracasado. El planeta multipolar, tras la alianza estratégica de China con Rusia e India, se sigue consolidando. La hegemonía norteamericana parece agotarse. Europa habrá de decantarse. Probablemente, a favor de EE.UU., aunque eso está por ver, porque no tiene una voz única. Límite de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos. Volver a intentar Has superado el límite de ses

ANÁLISIS TÁCTICO DEL GENERAL (R)
Moscú intensifica sus ataques sobre Kiev y el Donbás, Macron intenta articular una coalición europea y la alianza chino-rusa, ahora con la aproximación de la India, consolida el nuevo orden multipolar

Rusia acelera su dinámica de desgaste de Ucrania. Por el aire, las tropas rusas lanzan masivos ataques como, por ejemplo, han sido los bombardeos masivos (más de 800 drones y 15 misiles) en la noche del 6 al 7 de septiembre, principalmente contra ... objetivos en Kiev, la zona más protegida del país, donde han golpeado incluso el edificio del consejo de ministros. En el mismo lote de objetivos atacados se incluyeron, en los óblast de Odesa y Dnipropetrovk, industrias de defensa, instalaciones logísticas y obras de fábrica (como el puente de Kremenchuk sobre el Dniéper, entre otros), que son esenciales para asegurar el flujo logístico de alto nivel en la retaguardia ucraniana.
Con ello, Moscú ha avisado, primero, que no hay en Ucrania zonas plenamente protegidas por su defensa antiaérea. Y, segundo, que acaricia la posibilidad de prolongar sus acciones terrestres hasta el Dniéper o, incluso, más allá del río si la guerra se prolongase. Ucrania ha respondido atacando con drones una refinería de petróleo en Krasnodar, así como el oleoducto Druzhba en el óblast ruso de Briansk por el que Rusia suministra petróleo a Hungría y Eslovaquia (países de la UE donde no estarán muy contentos con tal acción).
Sobre el terreno, las tropas rusas continúan presionando a lo largo de todo el frente con especial intensidad en las zonas de Kupiansk (óblast de Jarkov); Limán, norte de Sloviansk y Kramatorsk, Kostiantinivska y Prokovsk (todos ellos en el óblast de Donetsk, que concentra los mayores esfuerzos ofensivos rusos y defensivos ucranianos). Lo más relevante es que, desde el sur del óblast de Donetsk, las tropas rusas han entrado francamente en óblast de Dnipropetrovk, donde la capacidad defensiva ucraniana es muy limitada, y se dirigen hacia Novopavlivka, un importante centro logístico y, más al sur, hacia Velykomyhailivka, población que tratarían de atenazar por el norte y el sur.
Mientras tanto, Macron se afana en vertebrar una coalición de voluntarios para desplegar tropas europeas como garantía de seguridad para Ucrania, tras un eventual silencio de las armas. Un empeño donde el presidente galo, asediado por fenomenales problemas domésticos, encuentra en lo internacional –como le sucede a Pedro Sánchez–, su zona de confort (el primero en Ucrania y el segundo en Gaza).
La reunión de aquella coalición, en París, el pasado 4 de septiembre, tuvo más de señuelo que de conclusiones rigurosas. Porque, a pesar de que Macron –estrechamente vigilado por el 'premier' británico, Starmer–, anunciara la disposición de 26 países a enviar tropas, eso presenta tres grandes dificultades. Una, la de diseñar una solución de posguerra durante la guerra. Dos, la de lograr el plácet de Putin para que tales garantías fueran implementables. Y tres, la de acordar, entre los coaligados, los espacios (tierra, mar y aire) de despliegue y operación de las respectivas fuerzas.
En todo caso, la fuerza a constituir ni se desplegaría en el frente ni, probablemente, en el interior de Ucrania. Pero ¿hasta qué punto se involucraría EE.UU. en ese asunto si existiera el riesgo de conflicto con Rusia?
La fastuosa parada militar organizada por Xi Jinping, en Pekín, el pasado 3 de septiembre; no solo sirvió de escaparate del enorme poder militar chino. También mostró la consolidación de la constelación chino-rusa, a la que parece estar adhiriéndose la India, y cuyo principal satélite es Corea del Norte. Especialmente relevante es la nueva deriva de la India (potencia nuclear y país más poblado del planeta) que, hasta ahora, mantenía las distancias con China por disputas territoriales. Ese fundamental cambio de posición ha sido favorecido por la frívola y punitiva política arancelaria de Trump, penalizando a la India con aranceles de hasta el 50% por comprar petróleo y armas a Rusia. Valga esto de ejemplo de lo aventurado que resulta ser aliado de quien te sanciona.
Desde un punto de vista global, el más sustancioso rasgo del naciente escenario es que la política de Trump dirigida a separar a Rusia de China ha fracasado. El planeta multipolar, tras la alianza estratégica de China con Rusia e India, se sigue consolidando. La hegemonía norteamericana parece agotarse. Europa habrá de decantarse. Probablemente, a favor de EE.UU., aunque eso está por ver, porque no tiene una voz única.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Artículo solo para suscriptores
¿Cuál es tu Reacción?






